La tensión con Javier Milei, los 23 detenidos y la reacción dividida de la comunidad internacional son algunos de los resabios de la toma liderada por Zúñiga ¿Cómo seguirá el panorama?
La danza de números reina alrededor de la revuelta militar del 26 de junio, cuando tropas dirigidas por el excomandante del Ejército Juan José Zúñiga asaltaron el Palacio Quemado en una arremetida que comenzó con caos y acabó con aclamaciones para Luis Arce, en señal de “victoria” de la democracia: 3 horas de incertidumbre, 23 detenidos, más de 30 investigados, 2 discursos en torno al episodio y al menos un 20% de caídas en las reservas de turismo en Bolivia. Y el listado sigue…
Lo que dejó el 26-J se distribuye en diversos flancos, que van desde la crisis institucional, según analistas del espectro local, hasta una incertidumbre económica.
Aquella fecha, cuando las cuatro tanquetas invadieron la plaza Murillo en señal de obediencia a las instrucciones del general ahora apresado, cuando todas las características del escenario parecían dar cuenta de un corte del orden constitucional, cuando las primeras noticias apuntaban a Luis Arce y sus ministros atrincherados en el Palacio de Gobierno, y cuando el propio Zúñiga anunciaba su propósito de posesionar un nuevo “gabinete”, fue entonces que comenzó el nuevo capítulo.
Para muchos, sin importar distinciones partidarias, parecía originarse un intento de “golpe”, algo que finalmente terminó con la imagen de Luis Arce siendo proclamado por las columnas “renovadoras” del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Pero el abanico de consecuencias es amplio. Vale enumerar, al menos, 9 efectos que quedaron en puerta tras el -para algunos- fallido golpe de Estado y el -para otros- autogolpe.
DOBLE DISCURSO Una de las primeras secuelas ha sido la bifurcación en torno a los discursos. Desde el Gobierno, lo que se dio fue una intentona de golpe.
El jueves 4 del mes en curso, cuando el Jefe de Estado asistió a un acto dentro de la comunidad Berenguela, ayllu Pocoata del Norte Potosí, subrayó su teoría: “Ese golpe de Estado está evidenciado. El que no ve eso está alineándose con la derecha”.
También el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, apoyó la hipótesis.
“Zúñiga tiene hijos y tiene una familia bastante grande que nunca estaría de acuerdo en generar un teatro con la finalidad de irse 30 años a la cárcel e involucrar a todo un grupo de personas que habría asaltado el poder”.
La ministra de la Presidencia también condenó la sublevación de Zúñiga. “Se vuelve a generar este intento fallido de golpe por un militar que se consideraba el general del pueblo y que cuando ingresa (al Palacio) empieza a hablar a nombre del pueblo boliviano”.
El otro discurso apunta a un autogolpe. Es el que abraza el “evismo” y que pide investigar la oposición. El diputado Gualberto Arispe tachó el hecho como un “teatro”.
“Hace dos meses, Zúñiga había comprado casa en México. De a poco se va a ir desnudando el desenlace de este teatro que han armado”.
Por el lado de la oposición, uno de los primeros en reaccionar fue Camacho, quien pidió llegar hasta el fondo. “¿Fue un espectáculo mediático montado por el propio Gobierno, tal y como dice el general Zúñiga? ¿Fue solo una locura de algunos militares? ¿Fue simplemente una muestra más de descontrol? ¿Qué fue lo que pasó? Explique y dé la cara, Presidente”, instó el líder de Creemos, el 27 de junio.
CRISIS CON ARGENTINA El 26-J también profundizó las diferencias entre el Gobierno y la Argentina, liderada por el liberal libertario Javier Milei. Pero esto se dio por algo en particular: Milei salió a condenar el -según él- “fraude montado”.
“Se conoce el fraude montado en Bolivia y el perfecto idiota, en lugar de aceptar su error, me critica por dejar su estupidez a la vista», tuiteó el de La Libertad Avanza (LLA), en una arremetida frontal contra el Gobierno de nuestro país. En consecuencia, la Cancillería, inicialmente, condenó la afirmación, señalando que habría un trasfondo de “fascismo”. Luego llamó al embajador argentino Marcelo Massoni y al embajador boliviano Ramiro Tapia para que ambos brindaran sus declaraciones.
Al calor de su encuentro con la ministra María Nela Prada, Tapia señaló: “La injerencia es intolerable. No ha hecho una aplicación clara y le ha dado un contenido político que no viene al caso (…). Lamentablemente toman decisiones (en base) a medios de comunicación y las redes”.
El propio Arce condenó a Milei. Dijo que no es la primera vez que el liberal crea tensiones con países de la región.
Incluso Evo Morales, uno de los que adoptó la hipótesis del “autogolpe”, rechazó la “injerencia” del popular ultraderechista. Lejos de dar marcha atrás, Milei mantuvo sus dichos.
Este evento ha pronunciado las fricciones entre ambos gobiernos, aunque ya se habían dado algunos cruces. Uno de ellos fue el originado, en abril, a partir de las declaraciones de la ministra de Seguridad de la Argentina, Patricia Bullrich, tras indicar que en Bolivia existirían fuerzas iraníes. Bolivia exigió la retractación, algo que no pasó.
A LA DEFENSIVA Estados Unidos negó estar vinculado. La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, manifestó que su país «no tuvo nada que ver».
«Hemos visto las falsas acusaciones de participación de Estados Unidos en los eventos de Bolivia el 26 de junio y queremos dejar claro que Estados Unidos no tuvo ninguna implicación en ello”.
CIDH SE DECANTA POR “GOLPE” La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) no ocultó su postura: en la sede de Gobierno se dio un “intento de golpe”.
El 3 de julio, ese ente emitió: “La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condena el intento de golpe de Estado por parte del Ejército de Bolivia y llama al inmediato e irrestricto respeto de la institucionalidad democrática, al mantenimiento del orden constitucional y a la protección de los derechos humanos”.
CRISIS INSTITUCIONAL Los hechos liderados por Zúñiga desvelaron una crisis institucional y un debilitamiento en la figura del Presidente. Al menos, así lo considera el analista Carlos Toranzo. “Ha perdido el país porque somos un país risible ahora. Es un país en el que aumenta la crisis política. No hay credibilidad ni en Arce ni en Morales”, reflexionó, en nota con France 24.
Toranzo considera que, en un inicio, la reacción oportuna de Arce al frenar la intentona fue aplaudida internacionalmente, pero ello dio un giro luego de las afirmaciones de Zúñiga, en torno a las presuntas “instrucciones” de Arce.
Es por ello que piensa que “la imagen del país y del propio Dignatario se han debilitado en el contexto de las crisis que atraviesa Bolivia”.
Para Raúl Peñaranda, Arce tiene “baja popularidad”, carece del control en el Legislativo y debe lidiar con problemas de orden económico.
23 DETENIDOS A la fecha, 23 personas fueron capturadas debido a guardar algún grado de implicación con la toma. Los primeros en caer fueron los excomandantes Zúñiga (del Ejército) y Juan Arnez (de la Armada). Han sido aprehendidos la noche del 26. También detuvieron al excomandante Marcelo Zegarra (Fuerza Aérea Boliviana).
Otra de las aprehensiones que llamó la atención fue la de Vladimir Lupa, experto francotirador y comandante de los grupos especiales del Ejército en Cotapachi, Cochabamba.
El 3 de este mes, aprehendieron a un segundo jefe militar en el regimiento de Cotapachi. Se trataría de un uniformado que también integra la Unidad de Élite F-10.
Además, buscan a tres militares del servicio pasivo.
COMUNIDAD INTERNACIONAL La reacción de la comunidad internacional se alineó, de forma mayoritaria, a favor del Gobierno. El presidente de Brasil, Lula da Silva, el de Chile, Gabriel Boric, el de Venezuela, Nicolás Maduro, el de España, Pedro Sánchez, el de Cuba, Miguel Díaz-Canel, la OEA, la Unión Europea, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) fueron algunos de los que condenaron la toma.
GOLPE AL TURISMO La revuelta también golpeó al turismo. El titular de la Cámara Departamental de Hotelería de Santa Cruz, Jorge Vaca, acusó que se cayó al menos el 20% de las reservas.
“Cuando se tiene este tipo de problemas, convulsiones sociales, bloqueos, intentos de golpes de Estado, mostramos una imagen de un país poco amigable, totalmente hostil. Y eso repercute en el turista, que deja de ver a Bolivia como una alternativa turística”, analizó Vaca, citado por La Razón.
¿Y EL DÓLAR? Conforme a la firma Bloomberg, lo suscitado podría generar problemas mayores con el dólar. “Aunque el golpe aparentemente fracasara, esta crisis dejará secuelas. La inestabilidad política y la debilidad del Gobierno probablemente dificultarán que las autoridades y el sector privado recurran a fuentes alternativas de financiación en divisas fuertes en el futuro, agravando la actual crisis de divisas a la que se enfrenta el país”, apuntó, por su parte, BancTrust & Co.
Al momento, el dólar paralelo está en 9.82 bolivianos para la compra, y 9.88 para la venta.