
Luego de tocar el umbral de los Bs 13, el dólar digital (USDT) repunta y se sitúa en Bs 15,28 para la compra y Bs 15,20 para la venta, en medio de una alta volatilidad cambiaria y escasez de divisas.
«Lo nuestro duró lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks», cantaba Joaquín Sabina. Y así de breve fue también el respiro que ofreció el mercado cambiario boliviano. Tras una caída que llevó al dólar paralelo por debajo de los Bs 14, la cotización del dólar digital (USDT) volvió a escalar, superando este jueves 3 de julio los Bs 15 por unidad, en medio de un clima económico marcado por la incertidumbre, la escasez de divisas y señales políticas contradictorias.
De acuerdo con el portal especializado dolarboliviahoy.com y otras plataformas, el dólar paralelo se sitúa este jueves en Bs 15,28 para la compra y Bs 15,20 para la venta, marcando un repunte de casi Bs 2 en menos de 24 horas, luego de cotizar el miércoles en torno a los Bs 13,50.
El aumento confirma que la reciente baja fue apenas un paréntesis en la tendencia alcista que arrastra esta divisa en el mercado informal desde principios de año.
“Fue una burbuja, un ajuste momentáneo por la expectativa de un decreto sobre criptoactivos. Pero ya volvió a subir a más de Bs 15. Eso demuestra la inestabilidad y la falta de confianza del mercado”, explicó el economista Carlos Aranda.
Aunque el tipo de cambio oficial se mantiene anclado en Bs 6,96, la cotización paralela actúa como una señal de alerta. En la práctica, es la referencia para importadores, comerciantes, ciudadanos que reciben remesas y quienes recurren a plataformas digitales para proteger sus ahorros.
La persistente escasez de dólares en el sistema financiero, sumada a las restricciones cambiarias y la creciente dolarización vía criptoactivos como el USDT, ha consolidado al dólar digital como un termómetro del clima económico. Y hoy ese termómetro está volátil.
El rebote del tipo de cambio paralelo coincide con una etapa de alta tensión política y social, presiones inflacionarias, y expectativas de cambio en el modelo económico. En ese contexto, según los especialistas, cada movimiento del dólar informal refleja mucho más que una simple transacción: expresa el pulso de la confianza —o desconfianza— del país en su propia moneda y en quienes la gestionan.