Las nuevas propuestas legislativas darían poder a tribunales religiosos sobre asuntos familiares, generando preocupación y movilización en las mujeres
La posibilidad de que el parlamento iraquí apruebe cambios legales que podrían poner en peligro a las niñas iraquíes ha generado una fuerte oposición y protestas en el país.
Las enmiendas propuestas darían a las autoridades religiosas un mayor control sobre las leyes familiares, lo que podría legalizar los matrimonios infantiles al permitir que los clérigos autoricen las uniones con niñas incluso de 9 años.
Shaimaa Saadoun, quien fue obligada a casarse a los 13 años con un hombre de 39 años, recuerda la pesadilla de su matrimonio. “Se esperaba que fuera esposa y madre cuando apenas era una niña. Ningún niño o adolescente debe ser obligado a vivir lo que yo he vivido y experimentado”, dijo Saadoun, que se divorció a los 30 años.
El matrimonio de Saadoun fue ilegal bajo las leyes iraquíes actuales, que establecen que la edad mínima para casarse es de 18 años en la mayoría de los casos. Sin embargo, su esposo logró que un juez, quien estaba alineado con él, aprobara el matrimonio. Estas leyes están en peligro de cambiar con las nuevas propuestas parlamentarias.
Las facciones políticas chiíes en Irak, respaldadas por líderes religiosos, son las principales impulsoras de estas reformas. Argumentan que las normas culturales occidentales no deben regir sobre una sociedad mayoritariamente musulmana. Esta presión ha llevado a que en abril el parlamento también aprobara una estricta ley anti LGBTQ+.
Las enmiendas propuestas darían a los tribunales religiosos la autoridad en asuntos de leyes familiares, que hoy son competencia exclusiva de los tribunales civiles.
Esto permitiría a los clérigos decidir según su interpretación de la sharía o ley islámica, que en algunos casos permiten el matrimonio de niñas muy jóvenes de acuerdo con la escuela Jafari de la ley islámica, seguida por muchas autoridades religiosas chiíes en Irak.
La respuesta de la sociedad civil ha sido contundente. Muchas mujeres iraquíes han reaccionado con horror ante esta posibilidad, organizando protestas frente al parlamento y haciendo campaña en las redes sociales contra los cambios legales.
“Legislar una ley que hace que el país retroceda 1.500 años es vergonzoso… y seguiremos rechazándolo hasta el último aliento”, dijo Heba al-Dabbouni, una activista que participó en una protesta en agosto. Al-Dabbouni enfatizó que el trabajo del parlamento debe ser aprobar leyes que mejoren los estándares de la sociedad.
Human Rights Watch (HRW) criticó en marzo de este año la persistencia de los matrimonios infantiles en Irak, que se realizan de forma ilegal en el país pero con el respaldo de los líderes religiosos que los ofician y con “efectos desastrosos”, especialmente para las mujeres.
El informe presentado por la organización sostiene que “se celebran miles de bodas cada año, incluidos matrimonios infantiles, que violan las leyes iraquíes y no están registrados oficialmente”.
“Estos enlaces violan los derechos de mujeres y niñas”, explicó HRW, y “pueden dejarlas en una situación precaria, sin apoyo social ni económico”, ya que “crean una laguna jurídica” para obtener servicios gubernamentales, registrar el nacimiento de sus hijos y reclamar derechos como la dote, la manutención conyugal y la herencia.
Una de las mujeres entrevistadas para el informe, del sudeste de Bagdad, casada a los 14 y divorciada a los 15, explicó cómo su marido “se negó a ratificar el matrimonio”, así que legalmente sigue soltera.
“No puedo reclamar la ayuda económica gubernamental mensual de 105.000 dinares iraquíes (unos 75 euros) para mujeres divorciadas porque no tengo pruebas de mi matrimonio ni del divorcio”.
La investigadora sobre Irak de HRW, Sarah Sanbar, señaló que “las autoridades iraquíes deben reconocer que los matrimonios no registrados están abriendo la puerta al matrimonio infantil a gran escala”.
La investigadora instó a “tomar medidas para poner fin a esta práctica y no condicionar el acceso a servicios fundamentales como los documentos de identidad o la atención sanitaria en función del estado civil”.
“Me casé a los 14 años y, poco después de quedarme embarazada, mi marido abandonó a nuestra familia y se llevó mi documento de identidad y nuestro contrato matrimonial (religioso)”, relató otra de las mujeres entrevistadas por HRW y que lleva más de una década en un situación irregular.
“Era muy joven y tuve que dar a luz en casa de mi madre con una comadrona porque no podía ir al hospital, así que no pude conseguirle a mi hija documentos, y ahora, que ya tiene 16 años, sigue sin tenerlos”.
Sin un certificado de matrimonio civil, las mujeres y las niñas no pueden dar a luz en los hospitales públicos y se ven obligadas a optar por el parto en casa, con un acceso limitado a los servicios obstétricos de urgencia.
En los últimos 20 años, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), las tasas de matrimonio infantil no han dejado de aumentar en Irak, donde el 28% de las niñas iraquíes se casan antes de los 18 años.
Según la Misión de Asistencia de la ONU en Irak, el 22% de los matrimonios no registrados afectan inclusos a niñas menores de 14 años.
Aunque muchas comunidades iraquíes consideran los matrimonios religiosos culturalmente legítimos, son ilegales según la Ley del Estatuto Personal de Irak y no se reconocen oficialmente hasta que se registran en el Tribunal del Estatuto Personal, tras lo cual se expide a la pareja un certificado de matrimonio civil.