Tras acuerdo de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) con las firmas Total Energies de Argentina y Grupo Matrix Energia de Brasil.
Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) celebra la firma de un contrato operativo internacional. El acuerdo permitirá a empresas argentinas y brasileñas usar los ductos bolivianos para transportar gas desde el megayacimiento de Vaca Muerta hacia Brasil.
Según el analista chuquisaqueño Fernando Rodríguez Calvo, el alquiler de los ductos no generará regalías para las regiones, ya que este tipo de ingresos no está contemplado dentro del esquema del IDH. «Es un ingreso neto para el nivel central, pero las regiones, que dependen directamente de las transferencias por hidrocarburos, no verán un solo centavo de ese dinero», advirtió Rodríguez.
Fernando Rodríguez Calvo, analista chuquisaqueño, describe un panorama sombrío: la producción de gas en Bolivia ha caído más de un 50%, y las exportaciones, que antes eran la joya de la economía nacional, se han reducido a un tercio de lo que fueron. “Estamos vendiendo 16 millones de metros cúbicos por día al Brasil a 6 o 7 dólares por unidad. Mientras tanto, en el mercado interno, el consumo es de 14 millones de metros cúbicos diarios, vendidos a 96 centavos de dólar. Es un precio de gallina muerta”, señala Rodríguez con una mezcla de frustración y resignación.
El IDH, creado en 2005 como respuesta al referéndum nacional que clamaba por que el Estado reciba al menos el 50% del valor de la producción de hidrocarburos, se convirtió en la columna vertebral de las finanzas subnacionales. Gobernaciones, municipios, universidades, incluso el presupuesto de salud y educación, dependen de estos recursos. Pero esa columna vertebral ahora cruje bajo el peso de la caída en los precios internacionales del gas, la reducción de volúmenes exportados y el deslizamiento de Bolivia hacia un rol secundario en el mercado energético sudamericano.
Mientras Argentina presume su autosuficiencia con los 80 millones de metros cúbicos diarios que produce en Vaca Muerta, Bolivia parece un gigante caído. En su apogeo, llegó a producir 61 millones de metros cúbicos por día, exportando con precios elevados que sostenían al país. Hoy, la falta de una política energética coherente ha dejado a las regiones dependiendo de ductos alquilados para transportar gas extranjero.